HISTORIA DE LOS POSTRES
El postre, cómo es sabido, es el plato que se sirve al final
de las comidas, desde la pieza de fruta más solitaria al pastel más elaborado,
el postre puede convertirse en un mero transmite, la obligación que nos
recuerdan constantemente los médicos de comer fruta a diario, o puede ser una auténtica
fiesta para el paladar, comer es una necesidad, pero gracias a los grandes
cocineros la gastronomía, es decir, el arte de comer bien, ha ido desbancando a
la pura alimentación, la historia de los postres es también la historia de la búsqueda
de una alimentación cada vez más importante como la nutrición, empezaremos este
recorrido por la historia de los postres por el final, y lo haremos hablando de
la edad de oro que está viviendo los postres, los platos mimados de la gastronomía.
El éxito del que gozan los postres se fundamenta en tres
pilares: Tradición, Creatividad y Técnica, por otro lado, los miles de años que
hay detrás de la gastronomía actual representan un bagaje impresionante del que
beben todos los grandes cocineros, en este caso, la tradición sería sinónimo de
experiencia, el conocimiento de la tradición gastronómica no se traduce
simplemente en un vasto recetario, sino que permite a los cocineros que crean
tendencias mirar atrás para innovar con buen criterio, en todo caso, en lo que
a las técnicas básicas se refiere, casi todo estaba inventado ya al iniciarse
el siglo XX, los tiempos modernos han aportado nuevas herramientas-sistemas de refrigeración,
electrodomésticos más eficientes- y la facilidad de disponer de una amplia variedad
de productos y alimentos, pero las reglas básicas de la repostería no han
sufrido modificaciones sustanciales.
La evolución de la gastronomía va de la mano de las
revoluciones sociales y tecnológicas, los romanos mejoraron notablemente su repostería
gracias a conocimientos que adquirieron de los Griegos, que, a su vez, enriquecían
su gastronomía importando productos de este, por ejemplo cerezas, que venían de
Asía Menor, las rutas comerciales, en las que se intercambiaban no sólo
materias primas sino también conocimientos gastronómicos, dependían del curso
de las guerras y de las alianzas entre los pueblos, la frugalidad que imperaban
en los postres de los pueblos Ibéricos quedó atrás cuando los Romanos
invadieron la península trayendo consigo su gusto por el buen comer.

Hoy, los cocineros estudian en las escuelas de cocina, donde
tienen la oportunidad de conocer la tradición culinaria de su país y de entrar
en las cocinas de todos los rincones del mundo, las fronteras gastronómicas
tienden a desaparecer, aunque no por ello pierdan fuerza y mercado las
tradiciones culinarias de cada país ,actualmente, los mejores helados Italianos
conviven en los platos con lo más exóticos condimentos orientales, las
identidades gastronómicas no se diluyen, sino que han aprendido a comunicarse
entre sí, la creatividad es, junto con el dominio perfecto de la técnica, el
santo y seña de los postres actuales, los cocineros han sabido potenciar su
faceta creativa y han adquirido la categoría de artistas de pleno derecho, así
mismo, acreditan un conocimiento de la técnica excelente, esto es de especial relevancia en repostería,
donde la exactitud y la precisión son básicas para obtener un buen resultado
final, la imaginación excesiva sin un dominio de la técnica puede jugarle malas
pasadas al paladar, como decíamos antes , lo que podríamos considerar las
cuatro reglas básicas de la repostería son las mismas desde hace años, montar
las claras de huevo, preparar una masa de hojaldre, elaborar una salsa de
chocolate ya lo hacían los tatarabuelos de los tatarabuelos de los cocineros
actuales.